jueves, 27 de mayo de 2010

¿Por qué nos movilizamos el 1 de junio?

La llegada de la derecha al gobierno, ha puesto el pie en el acelerador a la agenda privatizadora en materia de educación superior de la clase política. Nos referimos a la misma agenda que fue ejecutada implacablemente por la concertación en los últimos 20 años y que, gracias a su aplicación, tiene sumida a nuestra educación en una profunda crisis.

Aunque en muchas ocasiones no logramos relacionar aquellos conflictos que se nos presentan en el día a día con las fallas que presenta el sistema educativo a nivel nacional, la realidad nos demuestra que esta problemática afecta directamente, y de diversas formas, la cotidianidad del estudiante.

Una de éstas manifestaciones de la crisis, tal vez la más apreciable, es la progresiva desvinculación financiera del Estado con las universidades tradicionales, como la nuestra, el llamado problema del autofinanciamiento. Esto se traduce en la constante alza a los aranceles y la matrícula, que generan un alto nivel de endeudamiento por nuestro “derecho” a la educación.

El autofinanciamiento también perjudica a los profesores y funcionarios, pues ante la externalización de servicios por parte de la universidad, sus labores quedan en manos de la subcontratación lo cual genera empleos precarios e inestables.

Otra clara manifestación de esta crisis, se refiere a la exclusión de las comunidades universitarias de los procesos de toma de decisiones dentro de las casas de estudios, situación que no es ajena a nuestra realidad como PUCV. El resultado de lo anterior es que sólo una elite reducida defina lo que es mejor para todos, atentando así contra los principios más elementales de la democracia.

Los grandes problemas que tiene nuestra educación superior debemos tomarlos como desafíos, a fin de plantearnos caminos para su solución. En esta línea, en la Convención de Estudiantes de este año establecimos nuestras visiones sobre qué hacer de la educación superior, fijando propuestas claras y metas a conseguir.

Un aumento significativo del gasto público en educación superior, un mayor compromiso económico del Estado con las universidades públicas, el rechazo a la subcontratación de servicios académicos y no académicos, democratización de los procesos de toma de decisiones en los gobiernos universitarios y establecer sistemas de acceso alternativos a la PSU, fueron algunos de los derroteros que nos hemos planteado.

Sin embargo, la claridad de nuestras definiciones contrasta con la falta de capacidad de la CONFECH para constituirse en actor capaz de enfrentar estos desafíos, lamentablemente, dicho organismo se que se encuentra raptado por los intereses de los partidos políticos tradicionales que no representan el sentir de la mayoría de los estudiantes de nuestro país.

Los desafíos son grandes y debemos enfrentarlos con unidad, para ellos necesitamos un movimiento estudiantil fuerte, informado, consciente y participativo. Por ello, compañeros y compañeras, les extendemos la invitación a participar en sus asambleas de carrera para que pueden informarse y distutir a fondo todos estos temas, de esta misma forma, los llamamos a participar activamente en la Movilización Nacional de este 1 de junio a partir de las 10.30 hrs. en Plaza Sotomayor, para que podamos todos juntos avanzar hacia una solución.

MESA EJECUTIVA

Federación de Estudiantes

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

domingo, 16 de mayo de 2010

Discurso inicio Convención 2010

En primer lugar, sean todos bienvenidos a la Convención de Estudiantes año 2010, cambiar la Universidad depende de ti.

Tanto para quien les habla y como para la mesa ejecutiva de la Federación de Estudiantes constituye un motivo de tremendo orgullo ser parte y organizar, luego de casi tres años, esta nueva versión de la Convención de Estudiantes, la máxima instancia de definición y deliberación política del movimiento estudiantil de nuestra universidad.

Luego de mucho tiempo sin poder generar de manera seria y profunda debates sobre los grandes temas relativos a educación superior y en general educación de nuestra universidad y país, tendremos la oportunidad de hacer una pausa en nuestro cotidiano para concordar y proponer las nuevas demandas y visiones que tendremos los estudiantes de PUCV sobre los temas antes expresados.

Por ello, la Convención de Estudiantes no podía haberse originado en un mejor momento político social que este, ya que existen a nuestro alrededor diversos desafíos tanto a nivel de universidad como a nivel nacional, que deberemos enfrentar y para lo cual debemos estar preparados. En este sentido nos encontramos en una posición única, ya que ninguna otra universidad se encuentra en un proceso de definición como este, donde determinaremos de manera colectiva cuales serán los nuevos derroteros que tendrá el movimiento estudiantil.

En el plano nacional, dentro del quehacer que nos interesa, la llegada de la derecha al Gobierno constituye un nuevo catalizador a la profundización del capital en el conocimiento y a la mercantilización y precarización de la educación superior, proceso que se inició en los años 80 y que la concertación se encargó de administrar y madurar brillantemente por 20 años.

Así, en el contexto de las medidas para ir en ayuda de los estudiantes afectados por el terremoto, hemos sido testigos que en los hechos la derecha ha comenzado silenciosamente la ejecución de su plan de gobierno en materia de educación superior, sin la consulta y el acuerdo de los actores políticos sociales ligados a estos temas, a saber: CONFECH, CRUCH, organizaciones nacionales de trabajadores, estudiantes de universidades privadas, etc.

Sin embargo, debemos ser claros en un punto: el movimiento estudiantil universitario nacional, organizado especialmente a través de la CONFECH, ha sido incapaz de articular respuestas para enfrenar la agenda de la clase política y constituirse, de esa manera, en actor. Es más, ha generado un petitorio o documento centrado en demandas propias de la emergencia que vive nuestro país, que peligrosamente comienza, también en los hechos, ha perfilarse como “la” agenda política”, desplazando los temas de fondo.

Frente a este panorama, a partir de la Convención de Estudiantes, tendremos como desafío determinar claramente nuestras posiciones nacionales sobre los temas más importantes y de fondo de la educación superior como lo son el financiamiento, el acceso, la participación, entre otros, a través de un documento programático PUCV único amplio, integral y radical.

Amplio, porque debe ser capaz de convocar a nuestro esfuerzo, a los distintos actores de la educación superior: a las autoridades universitarias, a los profesores y académicos, a los trabajadores y sus organizaciones locales y nacionales y a los estudiantes y sus organizaciones tanto de universidades tradicionales como de privadas.

Integral, porque las transformaciones que la educación superior chilena exige no sólo deben darse en el plano del sistema universitario, sino que requieren considerar las visiones del mundo de los institutos profesionales y los centros de formación técnica, instituciones que tiene un rol fundamental dentro del país y donde sus matriculados son, en su mayoría, de los quintiles más vulnerables.

Y es radical, ya que las transformaciones que exigen nuestra educación superior y educación general, deben darse desde su raíz, desde su base. Por tanto, debemos pensar en un nuevo modelo de educación alejado del capital, de la mercantilización del conocimiento, de los intereses nefastos del empresariado y de ciertas sectas religiosas y de la elitización del acceso, que deberá ser instalado con la fuerza de las propuestas, pero también con las fuerzas de las grandes mayorías de estudiantes, profesores y trabajadores que debemos responder a las exigencias que nos pone la historia.

Debemos también tener claridad, que la Convención de Estudiantes también se constituye en un espacio que nos permitirá hacernos cargo de los desafíos internos que tiene nuestra Universidad este año 2010.

Hace un par de semanas, se ha iniciado en el seno del Consejo Superior la discusión respecto al nuevo plan de desarrollo estratégico para los próximos años.

El PDE constituye un instrumento por medio del cual la universidad define sus objetivos, prioridades y desafíos, en los distintos ámbitos de su quehacer. Se erige como la “carta de navegación” de toda la comunidad universitaria, en especial de sus autoridades, para enfrentar distintas áreas estratégicas, a saber: docencia, investigación y estudios avanzados, gestión institucional, internacionalización y vinculación con el medio. Su contenido perfila el tipo de universidad que queremos construir en los próximos años.

Por ello, en la Convención deberemos tener también como norte el PDE, generando las propuestas y visiones de la universidad que queremos a futuro en las distintas áreas de su desarrollo estratégico, lo cual nos permitirá constituirnos como actores dentro de su definición y creación, pero no sólo como estudiantes, sino como comunidad universitaria en pleno.

En este sentido, es fundamental que un lineamiento general como este, tan importante para el desarrollo y quehacer de la universidad, sea definido amplia, democrática y colectivamente por una instancia o espacio, creado para estos efectos y que se perfile en el tiempo, que sea representativo de todas las miradas existentes dentro de nuestra casa de estudio.

Una discusión colectiva del PDE por parte de los estudiantes y la comunidad universitaria, marcaría un hito político dentro de la historia de nuestra universidad, cual es lograr un real y efectiva participación de los miembros de la universidad en las decisiones generales o políticas de la misma, que determinan el deber ser de la institución y que afectan a todos.

Y desde otra perspectiva, la discusión del PDE plantea un reto para aquellos que hoy toman las decisiones dentro de la universidad, en orden a atreverse a confiar en aquellos que cotidianamente la construyen, a abrir espacios reales de participación a aquellos que hemos estado excluidos y a tener una visión de futuro sobre si queremos que la construcción de esta universidad sea hecha colectivamente o bien realizada, en mayor medida, por una elite ideológica que poco a poco comienza a perfilar peligrosamente dentro de algunos círculos de poder de la universidad.


En definitiva, esta convención, quizás como ninguna otra, se cruza con grandes y difíciles desafíos para nuestro movimiento estudiantil, tanto a nivel interno como externo.

Hemos visto, a nivel externo, perfilarnos como un actor dentro del concierto nacional y regional de la educación superior, con capacidad de generar una visión alternativa a las hegemónicas originadas por la clase política y las formas tradicionales de hacer política, con fuerza para convocar a distintos actores sociales a un esfuerzo colectivo integral y con la firme convicción de que no somos sino nosotros, el mundo social de la educación, los llamados a iniciar los procesos, para que de una vez por todas, comencemos a avanzar en las transformaciones que nuestra educación superior, educación en general y sociedad exigen.

Y a nivel interno, incidir en las definiciones del próximo PDE a partir de las propuestas que de esta Convención podamos generar, por medio de grados de participación real en los procesos de toma de decisión, incluyendo naturalmente, a la comunidad universitaria en su conjunto.

PALABRAS FINALES

Compañeros y compañeras.

Ustedes representan, sin lugar a duda, las distintas visiones, miradas, pareceres y anhelos que existen en cada una de sus carreras. Hoy hablarán, por aquellos que no estarán acá, por tanto tienen una gran responsabilidad sobre sus hombros.

Ustedes son el activo político del movimiento estudiantil de nuestra universidad, sobre ustedes recae y recaerá una gran responsabilidad: el ser la punta de lanza de los procesos políticos que viviremos a partir y luego de la Convención de Estudiantes.

Muchos de ustedes vivirán su primera convención, aprovéchenla, ya que a través de esta tendrán un acercamiento profundo a los temas de fondo. Aprendan y absorban todo lo que aquí se discutirá, ya que terminado este espacio serán portadores de las definiciones que aquí se adopten y voceros de las mismas en sus respectivas asambleas.

Aquí y ahora les digo, luego de esta necesaria revisión de los lineamientos generales de nuestro actuar como estudiantes, las reflexiones, las discusiones se habrán acabado. Habremos logrado fijar una vez más, nuestros derroteros y visiones.

Por ello, nadie más podrá excusarse en que no hemos discutidos tal o cual tema, nadie más podrá inhibirse de los procesos movilizadores que deberemos liderar, nadie más deberá restarse de la titánica tarea de comenzar a generar las transformaciones que nuestra educación y porqué no decirlo claramente, y país, exigen.

La historia hoy nos pone a prueba, con grandes y complejos desafíos, y no podemos fallar, los estudiantes de la PUCV no debemos fallar en la tarea de construir una educación al servicio de Chile y un país al servicio de su pueblo.

miércoles, 21 de abril de 2010

Discurso apertura Bicentenario FEPUCV

En primer lugar, reciban todos ustedes un cordial y fraternal saludo y sean bienvenidos al foro y espacio de discusión académica “Nuestra América”, a 200 años de la emancipación, organizada por la Federación de Estudiantes de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, en colaboración con la Embajada en Chile del Gobierno republica Bolivariana de Venezuela.

Este foro se enmarca dentro del calendario de actividades que desarrollará, a lo largo de todo el año, la Federación de Estudiantes para conmemorar el Bicentenario de nuestro país como República independiente del dominio colonial español.

Fechas, celebraciones y conmemoraciones como esta, inevitablemente nos impelen a formular una cuestión fundamental: ¿qué significado tiene para las grandes mayorías de nuestro país el bicentenario? ¿Hasta qué punto el ciudadano común puede hoy sentirse involucrado con los hechos que conformaron una fecha tan importante para la historia de nuestros pueblos?

A partir de estas formulaciones surge un claro objetivo que inspirará nuestro calendario Bicentenario, a saber, evitar que éste sea trasformado, como a menudo nos sucede en Latinoamérica, en una celebración cargada de un patriotismo artificial que tristemente olvida los ideales revolucionarios de sus próceres y que debido a esta carencia de contenidos termina siendo una conmemoración que le hace sentido únicamente a los de siempre, a la clase política. Por lo anterior, no queremos que este nutrido calendario de actividades se entienda simplemente como una organización de un conjunto de eventos o un simple tareismo sin sentido.

Nuestro bicentenario debe trasformarse en una oportunidad perfecta para someter bajo la crítica conceptos tales como orden, progreso, legitimidad, nación, democracia, independencia. Nuestro bicentenario debe transformarse en una oportunidad perfecta para llevar a cabo una revisión crítica, profunda y radical de nuestra sociedad y del país que hemos construido a lo largo de todo estos años, a fin de que a partir de dicha reflexión podemos perfilar, los actores sociales, las diversas transformaciones que nuestro tiempo exige.

En definitiva, debemos dotar al bicentenario de contenido y ejes sociales, definidos por los verdaderos actores que alimentan la cotidianidad de nuestro país.

Para lo anterior, este camino queremos iniciarlo hoy con una revisión académica-histórica a los procesos emancipadores de las distintas repúblicas americanas en el siglo XIX, tratando de esta manera poder desempolvar la perenne vertiente latinoamericanista que tiene nuestra Universidad, como expresó el manifesto de reforma de la escuela de arquitectura en los años 60.

Para esta tarea hoy contamos con la colaboración de 3 grandes historiadores, por ello agradezco la disposición y participación de los profesores Corvalán, Caviere y en especial a quien nos visita desde la Universidad pedagógica experimental libertador de Venezuela, el profesor Rojas, que con sus exposiciones podrán iluminar esta revisión.

Por último, especial mención deseo realizar al permanente interés de nuestros amigos y compañeros de la Embajada de Venezuela, a través de su Embajadora Señora María Lourdes Urbaneja, de poder articular junto a la Federación de estudiantes espacios de discusión político y académico sobre asuntos latinoamericanos y de integración que son de interés mutuo.

sábado, 10 de abril de 2010

Carta abierta - Elecciones de rector PUCV

El jueves 15 de abril, en el Salón de Honor de la Casa Central, se efectuará el acto eleccionario que determinará quien será el rector de nuestra universidad por los próximos cuatros años.

La forma en que se ha llevado a cabo este proceso nos genera diversas reflexiones que deseamos compartir públicamente con ustedes.

En primer lugar, creemos que la elección de rector constituía una instancia y oportunidad para que la comunidad universitaria en su conjunto pudiera discutir sobre el modelo de universidad que se ha impuesto en la última década e identificar los problemas comunes y transversales producidos en razón de su desarrollo, articular respuestas distintas y alternativas a dicho modelo que fuesen representativas de la mayoría de los miembros de nuestra universidad y recuperar definitivamente el diálogo político franco, directo y público sobre el presente y futuro de nuestra universidad y país.

Sin embargo, por distintas causas nada de esto ha sucedido. Creemos que una primera causa radica en la contradictoria y errada decisión de las autoridades universitarias de no aplazar prudentemente el proceso electoral en razón de los efectos producidos por el lamentable terremoto que sufrió nuestro país a fines de febrero.

Es una decisión contradictoria, ya que no se condice con el hecho que la mayoría de las actividades del calendario de la universidad durante estos primeros meses han sufrido acertadamente algún grado de modificación o adecuación y es errada porque ha significado en la práctica que el proceso se haya transformado en un simple asterisco sin mayor relevancia en el calendario de la universidad lo cual ha mermado profundamente el interés y la participación de la comunidad universitaria que hoy se ha puesto a disposición de la reconstrucción del país, particularmente los estudiantes a través de los distintos esfuerzos de voluntariado.

En definitiva, constituye una nueva manifestación de la escasa voluntad de permitir un mayor involucramiento de la comunidad universitaria en el quehacer político de la universidad.

En segundo lugar, lamentamos el hecho que exista sólo una candidatura inscrita en competencia, la del profesor Claudio Elórtegui Raffo, quien fuera 12 años Vicerrector de Administración y Finanzas del actual rector, ya que hace mucho más compleja la posibilidad de aprovechar la elección como un espacio abierto de discusión política sobre el presente y futuro de la universidad. De hecho, a la fecha no ha existido ninguna instancia abierta, pública, inclusiva donde cualquier miembro de la comunidad pueda conocer, interrogar y exigir pronunciamientos al candidato sobre cualquier tema propio del quehacer universitaria. En este orden de cosas, cabe señalar que el hecho que el profesor Elórtegui haya accedido, a solicitud de la Federación de Estudiantes, a participar en un Consejo de Presidentes es un avance, pero aún insuficiente.

Previendo el escenario anterior, la Federación de Estudiantes en conjunto a otros actores de la comunidad universitaria intentamos articular una candidatura alternativa con el objeto de generar genuino debate y contraposición de proyectos y de esa manera hacer de la elección de rector un espacio de participación política. Sin embargo, nuestra iniciativa no encontró eco en el mundo académico.

Lo anterior y el hecho que exista sólo una candidatura en competencia, entendemos se debe a un proceso complejo y profundo que se desenvuelve en el seno del mundo académico de nuestra casa de estudio, cual es la desaparición casi absoluta del diálogo político entre académicos y, consecuentemente la falta de bloques o referentes orgánicos que permitan, por ejemplo, representar el sentir de aquellos profesores que se encuentran en una precarias condiciones laborales por su tipo de contrato y que hoy son la mayoría del universo de profesores de nuestra universidad.

Por tanto, son pocas las expectativas que tenemos de este proceso. Nuevamente la gran mayoría de los que componen esta universidad seremos espectadores de como un grupo de miembros de la comunidad universitaria que no representan más del 2% de ella (400 profesores jerarquizados) decide que es lo mejor para todos y quien, en definitiva, “nos representará”. Este hecho es representativo de un modelo y construcción de universidad que a lo largo de la última década no ha sido colectivo y que ha dejado a la mayoría de los miembros de la comunidad universitaria sin voz ni voto en aquellas decisiones que nos afectan a todos.

Es en razón de todo lo anterior que no podemos quedarnos en silencio, no podemos quedarnos de brazos cruzados, no podemos dejarle a una minoría la conducción de la universidad que es de todos. En definitiva, debemos asumir la responsabilidad que la historia nos exige en este momento e iniciar un nuevo camino profesores, funcionarios y estudiantes que tenga como eje el recuperar el diálogo político franco, sincero y público y, en base aquel, construir colectivamente nuestros proyectos de universidad.

Concretamente, queremos invitarlos a articular durante este primer semestre instancias y espacios comunes de trabajo donde podamos encontrarnos, decir lo que pensamos libremente y crear la universidad que queremos.

Este es el sincero llamado que hace la Federación de Estudiantes a toda la comunidad universitaria.

lunes, 22 de marzo de 2010

A dos pasos de hacer historia

Falta poco.

Hay que esperar un par de horas más.

Ya puedo taraear el gingle.

jueves, 18 de marzo de 2010

La única fecha que no se movió

Ni el terremoto pudo mover la fecha en que menos del 2% de los miembros de la Universidad Católica de Valapraíso elegirá (¿?) a su nuevo rector.

En efecto, cambió el calendario académico, se atrasaron las clases, se movieron las bienvenidas mechonas, etc., pero la fecha de la elección no se movió.

Y a nadie parece importarle. Hace años que es así.

¿Responsables? Yo creo que los dedos indicadores deben ir hacia aquellos que han hecho de esta universidad una empresa; una máquina deshumanizada que cree que los estudiantes, los trabajadores o incluso los profesores somos simple número; que han colocado en puestos claves a a personajes a operar políticamente ¡OPERAR POLÍTICAMENTE!,

Y esos tienen nombre y apellido.

sábado, 3 de octubre de 2009

¿Por qué los estudiantes podemos votar en las próximas elecciones del rector en la UCV?

Una de las tantas barreras que existe para impedir participación plena de las comunidades universitarias en los procesos de definición y toma de decisión de las universidades de nuestro país lo constituye el marco regulatorio de la educación superior, principalmente la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE).


El artículo 45 letra f) de la LOCE dispone que para que una universidad sea reconocida por el Ministerio de Educación “la forma de gobierno de la nueva entidad deberá excluir la participación con derecho a voto de los alumnos y de los funcionarios administrativos, tanto en los órganos encargados de la gestión y dirección de ella, como en la lección de las autoridades unipersonales o colegiadas”.


Como se desprende, el artículo antes mencionado cierra toda posibilidad de participación directa a gran parte de la comunidad universitaria en actos resolutivos colectivos como actos eleccionarios de autoridades unipersonales.


La barrera legal siempre ha sido una de las barreras más complicadas de flanquear para los estudiantes ya que el marco regulatorio se ha constituido en el gran argumento (muchas veces el único) de las autoridades universitarias para evitar el debate sobre estos puntos.


La Universidad Católica de Valparaíso no es la excepción a lo anterior. Sin embargo, para los específicos efectos de la elección de rector es posible concluir, en base a una interpretación armónica entre el mencionado artículo y diversas disposiciones de los estatutos generales y reglamento orgánico de la PUCV, que es absolutamente apegado a derecho exigir una participación con voto de toda la comunidad universitaria en este acto soberano.


Para entender esta posibilidad de interpretación debemos referirnos en primer lugar y brevemente al proceso de elecciones de rector.


El proceso se inicia con la convocatoria al acto eleccionario, la cual es realizada por el Consejo Superior, debiendo los candidatos a rector a tal fecha cumplir con los requisitos exigidos en el artículo 32 inciso 1[1].


Luego, se debe efectuar el acto eleccionario propiamente tal, en cual tienen derecho a participar los profesor jerarquizado (aquellos con voto), representante de instructores (figura en desuso), el Presidente de la Federación de Estudiantes, los representantes de los alumnos en el Consejo Superior o representante de los alumnos en los Consejos de Facultad”[2].


La votación de los profesores arrojará la confección de una terna de candidatos, respecto a los cuales el Gran Canciller (Obispo de Valparaíso) deberá elegir y resolver al futuro rector, todo esto según el artículo 18 letra f) de los estatutos generales[3].


Dicho de otra manera, es la decisión del Gran Canciller el verdadero acto resolutivo.


En conclusión y para cerrar esta explicación, podemos identificar que las elecciones tiene dos momentos claramente diferenciables: 1) el acto consultivo[4], donde cierto grupo de profesores tienen derecho a confeccionar la terna de candidatos, acto que en si mismo no es vinculante jurídicamente y 2) el acto resolutivo que efectúa el Gran Canciller para definir quien es el rector.


Explicado lo anterior, desarrollamos la interpretación.


La LOCE apunta derechamente a negar la participación de estudiantes y funcionarios administrativos en los procesos de toma decisiones, sean colectivos o de elección de autoridades unipersonales, de carácter resolutivo, es decir, aquellos cuya decisión o voto determinan la realización de una política en concreto o eligen directamente a quien será autoridad. Si lo anterior lo explicamos con un ejemplo, se entendería que lo estudiantes no podríamos participar con voto en el consejero superior, en los consejos de facultad o de escuela o en la elección de un decano.


Lo interesante es que, como dijimos, según fluye de las disposiciones antes mencionadas el acto eleccionario del rector en la UCV es consultivo y no resolutivo. Los profesores votan para crear una terna, no definen en sentido estricto quien es rector, la cual posteriormente será enviada a la Santa Sede quien decidirá quien será el rector. Por tanto, el verdadero y único acto resolutivo del cual nos encontramos totalmente imposibilitados de participar según el marco legal es de éste último y no del acto consultivo de creación de terna.




[1] El artículo 32 inciso 1 señala que para ser candidato a rector se deben cumplir con los siguientes requisitos: estar adscrito a la jerarquía de profesor titular, tener una antigüedad mínima de cuatro años como docente de la Universidad y no estar afecto a inhabilidad o censura canónica.

[2] Se encuentran establecido en el artículo 33 inciso 1. En el inciso segundo se hace la prevención que la participación de los alumnos quedará sujeto al artículo 44 de los estatutos, el cual establece que los cuerpos normativos de la universidad están sujeto a la legislación vigente, es decir, la LOCE.

[3] Lo que históricamente ha sucedido en es que la Iglesia siempre a decidido que el nuevo rector de la PUCV es el académico que cuenta con la respectiva mayoría dentro de la terna.

[4] En el reglamento orgánico este carácter se puede encontrar expresamente en el artículo 34 inciso segundo. Y en el estatuto general en el artículo 28 inciso 2.